Aria
Ilustración: Sara Blanco
Texto: Juan Manuel Canle
Todo el mundo ama a los héroes, porque nunca se rinden, luchan contra la injusticia, por los débiles y hacen de este mundo un lugar mejor. Pero a veces esos héroes que nos inspiran, porque leemos sus historias o porque queremos ser como ellos en la vida de alguna manera, están más cerca de lo que nos imaginamos, a veces puede ser la persona que tenemos justo a nuestro lado.
Así conocí a Aria, una mujer luchadora, valiente, una mujer que se enfrentó a las pruebas más duras y consiguió salir victoriosa. Aria era de ese tipo de personas que arrojaba luz cuando todo lo que veíamos era oscuridad.
Aria nació en un pequeño pueblo pesquero llamado Gades, un lugar hermoso y lleno de encanto, cuya gente que te hacían sentir parte de su comunidad. Pero Gades no atravesaba su mejor momento, pues estaba siendo gobernada por la tiranía de los más ricos y poderosos.
Cuando llegué a esta pueblo me di cuenta de que sus habitantes, presas del pánico de este nuevo gobierno, pasaban penurias, hambre, y no todos podían permitirse el lujo de una vivienda digna. Pero aún así, vi esperanza en sus ojos ¿Cómo era esto posible? me pregunté Y fue entonces cuando la vi, allí estaba ella, una simple muchacha vestida con viejas ropas, joven, pero con una mirada que inspiraba confianza; se estaba enfrentando a unos guardias que intentaban arrestar a un comerciante que no podía hacer frente a los abusivos tributos que se le exigían. Entonces me percaté de la que sería la primera de muchas heroicidades de Aria. No iba a conseguir evitar que el comerciante saliera ileso de aquella trifulca, pero no por eso iba a rendirse, Aria tenía un espíritu inquebrantable, y cuando se decidía a hacer algo, no paraba hasta conseguirlo.
Tras aquello me acerqué a ella y le pregunté por qué se enfrentaba ella sola a los guardias, así no conseguirían que le liberasen, todo lo contrario, podría ser arrestada ella también, a lo que ella me contestó, “Si no hacemos algo contra las injusticias porque estamos solos o porque no somos suficientes, nos merecemos todo lo malo que nos pase”. Me quedé sorprendido antes las palabras de alguien tan joven, y esto me hizo reflexionar, y pensé, si una sola persona se planta ante la adversidad y lucha por lo que cree justo, esa persona merece que la sigamos, esa persona merece respeto y un apoyo incondicional, porque si este mundo estuviera lleno de personas como esta muchacha, todos podríamos tener una vida mejor. Fue entonces cuando decidí continuar mi camino a su lado.
Me ofreció un techo donde cobijarme y comida, hasta que encontrase un trabajo u oficio. Conocí a su madre, una mujer mayor llamada Elie, que me contó la historia de su pequeña Aria y como sus vidas habían estado siempre rodeadas de adversidad. Elie dijo que el padre de Aria murió siendo ella una adolescente, en las aguas del mediterráneo mientras se ganaba la vida como pescador. Este hecho hizo que la joven y su madre tuvieran que valerse solas en tiempos donde la mujer estaba muy limitada y en una tierra donde estaba mal visto que una mujer realizara cierto tipo de trabajo, que solo los hombres debían hacer.
Pero las circunstancias de la vida no hicieron que Aria se rindiera, no, sino que la impulsaron a luchar por lo que soñaba y a valerse por sí misma en este pequeño trocito de mundo.
Aria no solo trabajaba y ayudaba a su madre, sino que por las noches se reunía con un grupo llamado “El pez dorado”, una pequeña rebelión que luchaba contra la opresión de Gades. Me sorprendió mucho al conocerles lo jóvenes que eran todos sus miembros, pero tras escuchar todas sus historias entendí, que como en el amor, en la justicia no importaba la edad.
Mi nueva amiga era la líder de “El pez dorado”, ella les guiaba en esta secreta pero gran lucha. Al escucharla sentí en mi interior como una pequeña luz crecía, me llamaba, fue una extraña sensación la que me invadía, y decidí ser partícipe de tan noble causa.
De aquí en adelante pude ver con mis propios ojos como Aria y su grupo derrotaron al gran monstruo de la tiranía, como liberaron a Gades de las cadenas de la opresión, la desigualdad, la corrupción y del abuso a los débiles. Fueron tiempos difíciles, donde el miedo reinaba y el sufrimiento campaba a sus anchas, pero esto no detuvo a esta joven y valiente mujer, que luchó sin descanso y trabajó duro por conseguir lo que ha día de hoy significaría la libertad de Gades, y poco después, la libertad del mundo. Ella no se daría cuenta de que su lucha, su pasión y su perseverancia tendrían repercusión por todos los lugares, y que esa lucha recorrería todos los confines de la Tierra, contagiando ese sentimiento de justicia y ese espíritu indomable, haciendo que la humanidad cambiara para siempre.
Ahora Aria ya no está con nosotros, y estas palabras son solo una mínima parte de lo que ella significó, porque tras su paso por este mundo, Aria sembró esperanza, hizo que la gente recobrase la fe en la bondad y la justicia, fue su luz, ella sirvió de guía en tiempos donde las tinieblas ahogaban toda libertad, fue ese héroe que todos soñamos ser, al que todos admiramos, y era solo una persona. Pero a veces una persona que se rebela contra los males de este mundo, es más que un símbolo, más que una persona, porque esas personas hacen que la vida sea algo más, algo más que simplemente vivir.
Ilustrado por
Texto de Juan Canle Aguilar
Cádiz, 1984. Desde que era un niño mi pasión siempre ha sido escribir, y he sido muy consciente desde que empecé a hacerlo de que las palabras son sentimientos, reflexiones, vivencias, esperanzas, que dan forma a una historia y transmiten un mensaje, nos trasmiten luz cuando todo es oscuridad, hacen que veamos la vida desde muchos puntos de vista, haciendo que queramos mejorar como personas y ayudar a otras. Son el mejor medio para expresarse, para comunicar e incluso para intentar mejorar la vida de los demás y la de uno mismo.
Creo firmemente que las palabras, al igual que la música y el arte, son transmisores potenciales de esperanza y de fuerza, son el reflejo de lo que somos y de lo que queremos ser, son nuestros sueños, ilusiones y una parte fundamental en nuestra experiencia de vida.