—Huele… ¡a verano! —dices.
Y se arremolinan los olores:
los del pescao frito,
el del aire húmedo y salado de las olas,
el de la colonia fresca de los niños
y el de tu amor.
—¡Huele a verano! —te oigo decir.
Y los rayos del sol se precipitan sobre mí
al volver la esquina,
la brisa templada me envuelve
con una ligera humedad al caer la tarde,
y siento el calor de tu amor.
—Huele a verano… —murmuras
y beso tu boca,
y con ella tus ganas,
la playa,
los mojitos a media tarde,
las risas de los amigos.
Mi verano huele a Cádiz
Mi verano huele a ti.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.