Impactas contra la base irregular de un templo, expulsada del avión como de un ánfora. Ojos abiertos que acumulan un sueño ancestral, te ignoran. (Tu falta de atractivo es común a todas las especies). Una ballena de parto certifica tu renacimiento líquido. Estás empapada, pero nunca te habías sentido tan ligera, hipnotizada por la turbulencia de algas. Reconoces la cara erosionada del azafato en un sargo de perfil y lamentas no haber aplicado sus instrucciones. Logras tocar fondo por una combinación de gravedad y empuje mientras saboreas el trago atlántico, el escozor de molusco en la garganta. Después, te oxidas.


Ilustración Paco Sordo
TextoSalud Botaro

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