Desde la torre vemos la ciudad entera. Las azoteas llenas de ropa tendida, la cúpula dorada, el mar en calma. Mi hermano ha dejado la maleta en su habitación y hemos subido a echar un pitillo. Lo enciende, da una calada y me lo pasa.
-¿Sabes qué es lo que más añoré cuando estuve fuera? – pregunta.
-La luz –digo-. No sé, la luz o el atardecer.
-Ni de lejos, tío. La ropavieja. Si hay una cosa que nunca olvida es el estómago.
Me río. Fumo y se lo devuelvo. Una vecina canta. Mi hermano está a mi lado. Una gaviota planea sobre el océano, nuestra piscina de andar por casa.


Ilustración Piluchi Casas
Texto Jose Moreno

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