Los veranos de Cádiz son azules. No importa que un dios gris venga con un tridente fiero a desbaratar la alegría. Se impone la infancia sagrada y los recuerdos de meriendas y primos en la Victoria. Destellos felices sobre el mar que auguraban una vida bulliciosa en sus orillas. |
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Ilustración Rocío AtrioTexto Rosario Troncoso |