En el Cádiz viejo no se oye el mar, pero parece retumbar en el subsuelo, fluir bajo las calles entre ruinas fenicias y estatuas romanas, en una especie de estampa de surrealismo metafísico: un mundo subacuático de capiteles y peces, de algas y columnas, de caracolas y sarcófagos, de náufragos y de ánforas, de cañones con costra de siglos. |
||
Ilustración Selenne NoreTexto Felipe Benítez Reyes |