Nos dimos cuenta de que ya estábamos en Cai

Ilustración: Sara Leandro
Texto: María José Amaya Escobar

Hubo cosas que de Hércules no se contaron, que pasaron desapercibidas, o simplemente se olvidaron.

Alceo se llamó al nacer, pero su nombre cambiaron, por servir a la Diosa Hera, Heracles lo denominaron.

La misma a la que sirvió, siempre busco su muerte, por eso cuando aún estaba en la cuna, le envió dos serpientes. El pequeño semidiós las estranguló con sus manos, se quedó jugando con sus cuerpos, sin saber lo cerca de perecer que había estado. A medida que fue creciendo todo se fue complicando, realizó grandes proezas para redimirse de su pecado.Penitencia que no le correspondía puesto que fue atacado, por una locura transitoria que Hera le había mandado. Detrás de los asesinatos, nadie se ha preocupado, de la culpa y la pena, que el héroe ha soportado.Le rasgaba el alma recordar, los cuerpos sin vida de sus seres amados,sus pequeños niños, que tanta felicidad le habían dado.Hizo tantas hazañas como estrellas tiene el cielo, no por ser hijo de Zeus,el mundo se hizo más bello.Vivió aventuras peligrosas, algunas que le marcaron, fue acumulando lastre hasta sentirse derrumbado. En su décimo trabajo a Gadir llegó,donde se cuenta que el rebaño a Gerión le robó. De la sangre del gigante un Drago brotó para dejar constancia que la muerte es sólo otro escalón.Con su increíble fuerza consiguió separar, dos continentes unidos y un estrecho crear.Su cuerpo y su cabeza cubría con una piel de león, para así nunca olvidar que todo pasa por alguna razón. El cielo lo tenía todo diseñado, nadie se libra de él ya que nada está en nuestras manos.Conocido por su fuerza, su bravura y su coraje, las pruebas que le impusieron se marcaron en su piel como tatuajes.A pesar de todos sus esfuerzos por vivir tranquilo, siempre tuvo que estar lidiando con su trágico destino.Cuando pensaba que todo estaba zanjado y que tenía la fortuna de su lado, su mujer Deyanira por error lo envenenó y sólo el fuego pudo acabar con su dolor.Las llamas purificaron su alma y acabaron con su cuerpo mortal, Zeus consumió la pira con rayos y lo lleva al Olimpo para la eternidad.Un Hércules que no se dejó intimidar,que siempre siguió luchando a pesar de todos los obstáculos que se iba encontrando. No se dejó acobardar ni por centauros ni por gigantes, tampoco cayo en la soberbia ante sus semejantes.Fue sencillo y noble hasta el extremo,aceptando los derroteros del camino,siempre con astucia fue venciendo, a todos sus enemigos.La trágica e increíble historia, de un héroe semidiós, no dista tanto de la de algunos hombres que viven a nuestro alrededor.

Siempre trae consecuencias el destacar y ser diferente, el ser un poco peculiar no sólo asusta a los Dioses, si no tan bien a la gente.La clave no es saber cuál será nuestro futuro, simplemente aceptarlo y llevarlo con orgullo.

Ilustrado por

Sara Leandro

Texto de María José Amaya Escobar

Soy una persona amante de la lectura y la naturaleza, que concibe al ser humano como una energía espiritual, la vida como un lugar
de paso y el arte el refugio de lo divino. Tengo un trabajo rutinario, demasiada vida social y una gran expansión mental.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies