Pues arropado por el fuego avivado por el viento de levante y a golpes de fragua templó el hierro dándole forma, inmortalizando su gesta contra la hidra de Lerna.

Luego dejó caer el testigo desde el olimpo a la tierra sobre lo que no eran más que unas pequeñas islas y que más tarde el mismo Hércules se encargaría de bautizar y dar nombre.

La tierra donde sol muere en el mar, la tierra en la que los vientos moldean su figura, la tierra donde la luz el diferente a las demás, la tierra donde la tierra se confunde con el mar…

Tras el devenir de miles de años y el paso de cientos de civilizaciones, esta ilustración sigue siendo actual, pues plasma la lucha de los Gaditanos con el monstruo de muchas cabezas, cabezas que representan los problemas que acechan y preocupan la ciudad. El paro, la emigración, la infravivienda, la miseria.

Quizás, regalo divino.

Quizás, condena el haber aquí nacido.

Cojamos la piel de león, la espada y el escudo,

Levantemos la cabeza y luchemos por lo nuestro
como si fuésemos uno.